Ayer, mientras conducía rumbo a casa por la C-31, me vino a la memoria un libro de Dragones y Mazmorras titulado Los páramos de Nordmaar. Era uno de esos textos-juego en los que tenías que adoptar un rol y superar situaciones a medida que avanza la lectura. El libro incluía una suerte de ficha en la que se tenía que distribuir una serie de puntos entre categorías como fuerza, inteligencia, agilidad, etc. No me acuerdo bien, pero supongo que destiné la mayoría de puntos posibles a la categoría de fuerza.
Reflexionando sobre aquella decisión, ahora pienso diferente. Hoy distribuiría los puntos entre todas las categorías, prestando la misma atención a la inteligencia que a la agilidad, por ejemplo. Y es que la experiencia me dice que en esta vida se ha de ser lo más completo posible porque nunca sabes qué situacion te pondrá a prueba y qué cualidades se requeriran para superarla. En este punto sería fácil invocar la máxima latina de mens sana in corpore sano, incluso la noción de conocimiento integral del hombre del Renacimiento. Analizando las profesiones del juego de rol de El Señor de los Anillos, un bardo, es decir, un hombre para todo.
