De este a oeste o de norte a sur, da igual. Las nubes corren por Irlanda como empujadas por una fuerza que se escapa a nuestra comprensión. Veloces, raudas... oscurecen el cielo en un parpadeo. Luego están esos ojos de sol, tímidos y traicioneros, que cuando te acercas a ellos deciden desaparecer.
M se encuentra bien. Trata de encontrar su camino. Lo que todavía no sabe es que a veces te topas con gente que te puede desviar de él y no conviene demasiado entretenerse con ellos. Espero que vislumbre su sendero de aquí a Noviembre. Su hermano M lo sabe pero no quiere decepcionarla. Me parece prudente.
Al final, y como quien no quiere la cosa nos volvimos a encontrar M, R, C y un servidor. Por momentos rememoramos aquellas noches en Nicaragua con una botella de guaro en una mano y cartas del Uno en la otra. Quien dice Nicaragua dice Tárrega, porque seamos claros, lo que cuenta no es el lugar, sino la compañía.
Pero si hablamos de lugares el que más ha llamado la atención es Argentina. Y es bien curioso encontrándonos en Irlanda. Resulta que R y C planean irse para allá a vivir, y yo pienso que es una gran idea que no pueden dejar escapar. A M y a mi nos dejarán huérfanos, pero siempre habrá un nuevo encuentro.
Por todo lo demás, hubieron Guiness (pocas, la verdad), excursiones al campo y visitas a la pálida y contemplativa Dublín.
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