17.7.06

Beijing blues

Beijing se levanta como un gigante dormido. Con los ojos perezosos, todavia entelados por las brumas de Morfeo... El calor hace que la ropa y la persona sean uno. El gigante tiene como piernas sus enormes carreteras, avenidas y autopistas que la articulan. Las obras hidrologicas le sirven de manos para agarrarse a la vida. De noche el gigante se guarnece con todo tipo de luces, tal i como fuera un travestido preparado para embaucar algun turista despistado. El gigante no duerme, transitan por el millones de globulos rojos hacia arriba y hacia abajo. Fluyen como su sangre en coches americanos y japoneses. La ciudad se apaga. El gigante se va a dormir.

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