23.10.06

Hacer el boca a boca a dos libros



Ayer por la noche, mientras caminaba por las calles de Cerdanyola, contemplé una imagen terrible que todavía me cuesta creer. Al lado de un contenedor de basura hallé unos cuantos libros infantiles tirados en el suelo, sucios, rotos, ignorados. Mientras una vecina dipositaba su bolsa diaria, me agaché para comprobar sus títulos. A parte de algunos libros de texto y otros de recorta y colorea, me fijé en dos en particular: Manolito Gafotas, de Elvira Lindo, y Campos de Fresas, de Jordi Sierra i Fabra.

Al abrir la cubierta de este último, reparé en un detalle interesante. Aquel libro había pertenecido a una tal Tida Gassama, de 2ºD. Se trataba pues de una lectura para los alumnos de segundo de ESO -supongo- de alguno de los institutos locales. En aquel momento pensé que me gustaría hablar con Tida, cogerla de los hombros y decirle: "¿Pero qué haces?¿Te has vuelto loca?".

En aquel momento pensé que me gustaría hablar con Tida, cogerla de los hombros y decirle: "¿Pero qué haces?¿Te has vuelto loca?".

Posiblemente nunca tendrá la oportunidad de amar aquellos libros como objetos, tal y como yo en ocasiones lo hago.

Bien es cierto que siempre argumento que fue el instituto el que aniquió mi hambre lectora. Todavía recuerdo aquellas lecturas impuestas de El Cid, o El Arcipreste de Hita, por no hablar de La Celestina. Traté de evitar a toda costa El Quijote y La Regenta, lo admito, pero también es cierto que me fascinó el espíritu realista de Miau. Pero en fin, nunca me había disgustado las lecturas juveniles. Finalmente acabé cayendo en otros tipos de textos, los fílmicos, supongo que ayudado por algunas directrices marcadas por aquellos profesores de lengua y literatura.

Tras este hallazgo quizá me encuentre a las puertas de una segunda oportunidad. ¿Encontré aquellos libros por casualidad? Sea como sea, los pienso leer. Me atrae la idea de darles una nueva vida, aunque sea sólo por unos días, hacerles el boca a boca y traerlos de vuelta del limbo. Quizá me vuelva a partir de ahora un lector empedernido. Aunque no lo creo.

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